A todos nos encanta tener la bicicleta de montaña en el mejor estado posible aunque a veces no nos damos cuenta de detalles que pueden ayudarnos mucho a que esté así. Por ello vamos a compartir contigo tres consejos que harán que tu bicicleta esté siempre a punto para una salida.
La presión de las ruedas es un aspecto muy importante que debemos controlar en todo momento y debemos tenerlas a la presión adecuada que recomienda el fabricante, ni más ni menos. Debemos recordar que el hecho de rodar con una presión que no sea la adecuada, afecta negativamente a la capacidad de frenado, al desgaste de la cubierta y también a la adherencia, por lo que si vamos con menos presión podemos tener un accidente.
Otro aspecto que no hay que descuidar es mantener engrasada tanto la cadena como las transmisiones. Con el uso, o incluso sin él, estos elementos pueden ir cogiendo polvo y suciedad, lo que puede afectar seriamente a su rendimiento si no se cuidan convenientemente.
Si no se limpian correctamente y se lubrican, se puede producir un importante desgaste y con ello, las posibilidades de rotura aumentan notablemente y es mucho peor si la rotura de la cadena, por ejemplo, se produce cuando estamos pedaleando en una ruta.
Por otro lado, no podemos olvidarnos de la importancia de mantener la bicicleta lo más limpia y seca posible. Sabemos que la bicicleta de montaña, por sus características, pueden rodar sobre cualquier terreno, por lo que es muy fácil que adquieran humedad o se mojen en una ruta.
La humedad es muy mal aliado para los elementos que componen la bicicleta y el óxido peor aún. Si no se quiere llegar a ese punto, recuerda, después de cada ruta lo más recomendable es limpiar bien la bicicleta retirándole toda la suciedad y después la secaremos al máximo.