El ciclismo es un deporte en el que muchas personas quieren cuidar todos los aspectos, especialmente las personas que tienen una gran experiencia sobre los pedales o son ciclistas que compiten. En muchos casos se realizan estudios biomecánicos, pero… ¿para qué sirven?

Comencemos partiendo de la base que la práctica del ciclismo es muy beneficiosa para nuestro cuerpo y nos reporta un fortalecimiento de la musculatura, mejora nuestro sistema cardiovascular, el sistema respiratorio, la coordinación motriz, etc. Si el ciclismo no se realiza de forma adecuada, con el paso del tiempo podrían llegar a aparecer lesiones o problemas musculares, algo que se puede prevenir desde un primer momento realizándonos un estudio biomecánico.

Con ello, lo que se consigue es reconocer todas aquellas métricas que no son adecuadas para las necesidades del cuerpo y se busca reeducar la posición del ciclista con el principal objetivo de evitar lesiones que puedan llegar a comprometer la seguridad física de cualquier clase de corredor, especialmente en lo relacionado con huesos, musculatura y articulaciones.

Esta clase de estudio debe ser realizada por un profesional deportista cualificado y con experiencia, con lo que nos aseguraremos de los mejores resultados para que cualquier persona pueda ir en bicicleta de la manera más correcta posible, independientemente de su edad.

Primero se realiza una revisión completa del historia del ciclista, conociendo qué clase de ciclismo practica y después se lleva a cabo el análisis biomecánico para conocer cuáles son las verdaderas limitaciones del ciclista y también averiguar de qué zona procede la molestia que se pueda tener.

Asimismo se pueden hacer todas las correcciones que el facultativo considere necesarias, todo con el objetivo de hacer que cualquier persona pueda montar en bicicleta con la máxima seguridad, a sabiendas de que lo está haciendo bien y no está adoptando ninguna postura o manía que pudiese ser perjudicial.