Cuando se es niño y se comienza a andar en bicicleta, se suele hacer con la ayuda de los ruedines en la parte trasera, los cuales ayudan a los niños a mantener el equilibrio con total seguridad. Poco a poco se va adquiriendo ese sentido que nos permite mantenernos equilibrados sobre las dos ruedas, pero… ¿cómo sucede esto?
El efecto giroscópico en la bicicleta
Lo más común que podría responderse a esta pregunta es el efecto giroscópico, el cual se produce porque una rueda que está girando debe seguir haciéndolo alrededor se su propio eje, tal como lo que hace nuestro propio planeta, el cual está alineado con su eje de giro.
Einstein llegó a afirmar en determinado momento que la vida es como si montásemos en bicicleta. Lo que es decir, que para conservar el equilibrio debemos mantenernos en movimiento.
Recordemos que solo hay dos puntos de apoyo sobre el firme, las ruedas. Si no nos movemos, acabaremos en el suelo, por ello hay que mantenerse en movimiento para poder mantener el equilibrio y no caernos.
Para mantenernos en equilibrio sobre la bicicleta hay que recurrir a lo que se conoce como momento angular o momento cinético, el cual cuenta con dos características, magnitud y dirección.
Cuando se mueven las dos ruedas para vencer a la fuerza de la gravedad lo que haremos es avanzar sin caernos. Al aumentar la velocidad aumenta también el momento angular, por lo que cuesta más perder el equilibrio.
Un claro ejemplo para entenderlo mejor es el de una peonza, la cual se mantiene vertical aunque se encuentre sobre una superficie muy pequeña, solo lo hace porque se mueve a gran velocidad sobre su propio eje. Cuando baja la velocidad comienza a tambalearse, como los niños cuando comienzan a andar sobre dos ruedas. Finalmente, cuando no hay ya velocidad, la peonza acaba cayendo.
¿Conocías estas curiosidades?